Pilar

50 años — La Bisbal del Penedès

Montse Riart

Hacía dos años que Pilar había rehecho su vida con una nueva pareja. Tenía cincuenta años y una mochila en la espalda cargada de experiencias. Una relación de la que había salido un hijo, ahora ya adulto, y alguna otra más nociva, que tiempo atrás la había llevado a pedir apoyo en un centro de información y atención a las mujeres.

De puertas afuera, la nueva relación de Pilar parecía que iba bien. La pareja vivió una temporada en el Vendrell, y hacia finales de 2020 se trasladaron a una casa de la familia de él en la zona de Can Gordei, en la Bisbal del Penedès, una gran urbanización que concentra más habitantes que el propio casco antiguo del pueblo. En abril hacía cinco meses que vivían allí. Los vecinos sabían poco de ellos pero los veían juntos yendo a tomar el café en el bar, cuando salían a comprar o a tirar la basura.

De puertas adentro, sin embargo, la realidad era otra, como pudo comprobar el hijo de Pilar unos días que convivió con la pareja. Los insultos eran frecuentes y también las muestras de desprecio hacia Pilar del hombre con el que vivía, que poco a poco también habría intentado controlarle los ingresos que tenía, fruto de una pensión, según explican fuentes del entorno de la mujer que prefieren mantenerse en el anonimato. Eran los primeros indicios de violencia psicológica y económica, la antesala de las agresiones físicas.

Un hijo de 19 años

A Pilar todo aquello le llegó con la familia lejos. Tenía una hermana con la que mantenía el contacto -que es la persona que ha impulsado la causa judicial, junto con el abogado Juan Antonio Carrasco-, igual que con su madre, que vive en Zaragoza, y su hijo de 19 años, que pasaba algunos días con ella, pero que vivía en Barcelona.

Cifra

Eran los primeros indicios de violencia psicológica y económica, la antesala de las agresiones físicas

La tarde del 26 de abril, mientras estaban en la finca de Can Gordei, la agresividad se desbocó. El hombre cogió un bidón de gasolina, roció a Pilar y le prendió fuego. Después llamó a los servicios de emergencias explicando que todo había sido un accidente, algo que a estas alturas los indicios de la investigación rebaten. Los técnicos de emergencias encontraron a Pilar todavía con vida, pero tenía un 99% del cuerpo quemado y acabó muriendo en el hospital unas horas más tarde.

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