Laura Trigo

Enfermera del área de cuidados intensivos del Hospital Clínic, 33 anys

Cristina Calderer

Laura Trigo

Enfermera del área de cuidados intensivos del Hospital Clínic, 33 anys

Thaïs Gutiérrez

"Me he vuelto más empática, he aprendido a ponerme en la piel de los pacientes y a escucharlos más"

Cuando un paciente con covid se recupera y sale de la UCI del Hospital Clínic, Laura Trigo siempre le dice: "Qué pena que cuando estés bien del todo y nos encontremos por la calle no me reconocerás". Y es que esta enfermera trabaja con un equipo de protección que solo le deja al descubierto los ojos. Sin embargo, dice, ha aprendido a seguir dando calor y a acompañar a los enfermos. "El denominador común de los pacientes de la UCI es el miedo. Llegan aquí solos, con toda la incertidumbre que genera este virus, con pánico de morir, y nosotros les cuidamos y acompañamos".

Cristina Calderer

La tarea de las enfermeras siempre ha sido fundamental en los hospitales, pero con la crisis sanitaria del covid aún más. "Estamos en la primera línea de batalla -dice Trigo-, pero aún no se valora suficientemente nuestro trabajo". De hecho, esta es una lucha histórica de las enfermeras. "Me gustaría que la gente pudiera ver por un agujero todo lo que hago en una hora aquí en la UCI. Sería la manera de valorar realmente el trabajo de las enfermeras, porque la gente no sabe lo que hacemos", dice. Trigo califica el último año de "muy duro" pero a la vez habla en positivo, ya que "ver a los pacientes recuperarse y irse de la unidad es un regalo que da sentido a todo el trabajo". Ha sido un año de muchas renuncias personales y familiares -ella tiene un hijo pequeño a quien ha visto mucho menos de lo que habría querido- pero también un año de aprendizajes: "He redescubierto la parte humana de la profesión. Me he vuelto mucho más empática, he aprendido a ponerme en la piel del otro, a escuchar, a entender cuando una persona necesita llorar o un abrazo... Creo que el covid nos ha demostrado que la parte humana del trabajo es mucho más importante de lo que pensábamos”. 

Ahora, un año después y con la UCI todavía llena de enfermos, "cuesta ver un horizonte optimista", dice. "Tengo la sensación de estar viviendo en el día de la marmota", comenta bromeando. Pero enseguida se pone seria: "Nunca imaginé que viviríamos una crisis sanitaria como ésta. Estoy agotada, estamos todos agotados, tanto física como mentalmente", reconoce. 

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