Les Tres Osques, la joya de la corona de los caminos del Archiduque

Les Tres Osques, la joya de la corona de los caminos del Archiduque

Recorrido por la parte más bella del inmenso patrimonio viario de este 'príncipe, científico y viajero' que clavó su bastón en Miramar

La primera vez que el archiduque Luis Salvador de Austria (1847-1915) puso pie en Mallorca corría el año 1867. No volvería hasta cuatro años más tarde, pero esta vez con la firme voluntad de establecerse en la isla. El 20 de enero de 1872, festividad de San Sebastián, acudió desde Pollença a sa Pobla para cerrar la compra de Miramar, en Valldemossa, con el propietario, Joan Serra. “Dado el primer paso, luego viene todo lo demás”...

Rápidamente, Miramar se convirtió en el epicentro de una gran área geográfica que hoy denominamos Territorio Archiduque, unas 1.800 ha de extensión entre Deià y Valldemossa, desde la Foradada hasta el Caragolí, que el Archiduque dotó de una gran cantidad de miradores y una densa red de caminos. Todo ello, para que las personas que quisieran recorrer ese entorno pudieran disfrutar del paisaje y transitar sin dificultades. Incluso, en lo alto de la talaia Vella, hizo construir “una casita y una cisternita para comodidad y refugio de quienes suben” (Lo que sé de Miramar, 1911). Este hecho es mencionado por todos los autores que lo conocieron en sus escritos. El artista y escritor rosellonés Gaston de Vuillier, que visitó Miramar por primera vez en 1888, escribe en su libro Las islas olvidadas, de 1893: “El Archiduque ha querido conservar en esta naturaleza toda su poesía y todo su horror; se han abierto caminos caprichosos dentro de la roca viva, o sobre las laderas sombrías, para detener la mirada ahora sobre el abismo que se pierde en el mar, ahora sobre costas lejanas: ha querido encantar y atemorizar al mismo tiempo”.

Les Tres Osques es un topónimo de la geografía archiducal del Gran Miramar que se sitúa entre el coll de l’Estret de Son Gallard y el puig Caragolí (945 m), sobre los acantilados que dominan las tierras de la posesión de Son Gallard. Sobre este vertiginoso risco pasa lo que se conoce popularmente como el camí de l’Arxiduc, pero que no es otra cosa que un tramo de lo que este miembro de la Casa Imperial austríaca llamó camí de la Muntanya. Parte de Ca madò Pilla, pasa por los miradores dels Tudons y de Son Gallard, y al llegar al coll de l’Estret de Son Gallard gira a la izquierda y sube al Caragolí por les Tres Osques. Finalmente, continúa hasta Valldemossa por la coma dels Cairats. Ese es el objetivo de nuestra ruta, que iniciaremos desde la vertiente valldemossina, donde se puede acceder con transporte público, línea L-203 (consultar horarios en el sitio web tib.org).

La ruta

[00 min] Comenzamos a caminar desde la misma parada del bus, en la plaza de Campdevànol, en dirección al polideportivo municipal. Dejamos a la izquierda el campo de fútbol y el cementerio, mientras nuestras pisadas se dirigen hacia Tramuntana por la calle Joan Fuster. Desde esta vía, a la izquierda, se inicia la calle de les Oliveres, que no dejaremos hasta el final, frente al portillo de Son Gual Petit [10 min]. A la izquierda empieza el sendero que nos ha de llevar hasta la caseta de control de acceso a la muntanya del Voltor [15 min], nombre con el que se conoce actualmente todo el entorno montañoso integrado dentro del dominio privado de Son Moragues. Para entrar se recomienda avisar previamente, por teléfono (619 591 985) o por correo (info@muntanyadelvoltor.com).

Dejamos a la derecha el camí de les Basses, que conecta Son Gual con el dominio público de Son Moragues, y cruzamos la barrera de acceso a la muntanya del Voltor. Iniciamos el ascenso al pla del Pouet por un camino de carro, ancho y cómodo. Justo al principio pasamos por delante de la font de l’Abeurada. En este primer tramo de la ruta ganamos cerca de trescientos metros de desnivel. Al final del camino, que describe curvas dentro de una vaguada densamente poblada de encinas, salimos al pla del Pouet por un portillo sin barrera [40 min]. En este pequeño llano, una antigua rota hoy cubierta por un espeso encinar, encontramos justo en la entrada el pozo que da nombre al lugar. Un poco más adelante, tenemos un aljibe con brocal, justo encima de un importante cruce de caminos [45 min].

Aquí giramos a la derecha y tomamos el camino de subida al coll de l’Estret de Son Gallard [1 h 00 min], donde encontramos un viejo banco de piedra de la época del Archiduque. Giramos a la derecha y seguimos subiendo. Unos minutos más tarde, dejamos a la derecha el camino que conduce a la cueva del ermitaño Guillem. Si no la conocemos, está a tan solo cinco minutos de nuestra posición. Nosotros seguimos el camino que rápidamente gira a la izquierda y atraviesa una pared seca por un portillo con escalón. En este punto entramos en el dominio público de Son Moragues [1 h 05 min] y enlazamos con el camino que sube desde la mencionada cueva. Iniciamos una serie de curvas que poco a poco se acercan al risco de les Tres Osques [1 h 15 min]. Alcanzamos la cresta y empieza el espectáculo: el camino transcurre por el filo de los acantilados que dominan la Foradada y se convierte en todo momento en un bellísimo y sobrecogedor mirador natural de la costa norte. A nuestra espalda, la talaia Vella, seguida de la mola de Planícia y el Galatzó; delante de nosotros, el Caragolí, que lo tenemos al alcance de la mano, mientras que por detrás sobresale el Teix y, aún más lejos, el Puig Major y el puig de Maçanella.

Mirador de les Basses

Al puig Caragolí (945 m) conduce una corta derivación a la izquierda del camino principal [1 h 35 min]. En 1990 se instaló sobre su cima una placa en homenaje de los montañeros al Archiduque. Continuamos la marcha después de asomarnos sobre Deià desde las alturas. El camí de les Tres Osques desemboca en un importante cruce, el pla dels Aritges [1 h 50 min]. A la izquierda tenemos la continuación del camí de la Muntanya en dirección a Valldemossa por la coma dels Cairats. Nosotros giramos a la derecha y seguimos por el camí de les Fontanelles, otra joya de la densa y extensa red de caminos del Archiduque.

Pronto volvemos a entrar en el bosque y encontramos a la derecha el manantial que da nombre a toda esta zona [2 h 15 min]. Hacemos una parada en el mirador de les Basses, una plataforma de planta triangular que se asoma sobre el comellar de les Basses. Aquí debemos estar atentos, porque unos metros más abajo, poco antes del siguiente mirador, el de Son Gual, hemos de girar a la izquierda por el camí del Ranxo d’en Sutro. Bien señalizado, este sendero nos lleva hasta el camí de les Basses [2 h 30 min]. Giramos a la derecha y salimos del dominio público de Son Moragues por tierras de Son Gual. Cerraremos el circuito en la barrera de control de la muntanya del Voltor, donde giramos a la izquierda para terminar la ruta donde la empezamos, en la parada del bus de Valldemossa [3 h 05 min].