La Mola de Planícia, inmensa y gigantesca guardiana de Banyalbufar

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La Mola de Planícia, inmensa y gigantesca guardiana de Banyalbufar

Una ruta para disfrutar de uno de los latifundios de olivares más grandes de la Tramuntana y de la ’enorme masa de roca y encinar’ que se levanta por encima

La Mola de Planícia “es una masa de roca y encinar que se desplaza de suroeste a noroeste, paralela al mar, y está culminada por tres cumbres: Es Puntals (887m), el Puig de la Mola (933m) y el Moletó de la Granja (606m). De punta a punta tiene una longitud aproximada de 4.250 m y su cresta sirve de frontera entre los municipios de Banyalbufar, Esporles y Puigpunyent”. Nuestro objetivo es el punto más alto de este macizo de Banyalbufar. Accederemos a él por el paso de la Mola, “el único que tiene camino de herradura. Este serpentea entre la única garganta que hay detrás de las casas, donde quedan los restos de un portillo”. (‘Sa Mola de Planícia - el vessant nord-oest’. Tomàs Vibot, 1999. El Gall Editor / Grup Excursionista de Mallorca).

En cuanto a las ‘possessions’ por donde transita nuestra ruta, hay que decir que hasta 1938 las actuales del Rafal y Planícia (finca pública desde 2009) eran de una misma propiedad. E incluso, entre la segunda mitad del siglo XVIII y la primera del XIX, también formó parte de ella el Arboçar. El conjunto constituía un extenso latifundio de olivos, el más preeminente de Mallorca, como denota la importante almazara de las casas de Planícia, del siglo XVIII, donde cerca de siete décadas (1938-2007) se produjo el aceite Balle.

La ruta

00’ Nuestro punto de partida se sitúa en la parada del bus TIB (L200 Estellencs-Palma), justo detrás de la iglesia de la Natividad de María, en la calle de la Baronia (Ma-10). Desde aquí empezamos a andar hacia las afueras del pueblo, en dirección a Estellencs. 05’ Pronto encontramos los indicadores del GR-221 (Estellencs por el camino del Rafal y Planícia), que nos sacan de la carretera y nos conducen por una pendiente escarpada y asfaltada. Es Revolt y Sa Costa son dos casas que encontramos por el camino y sus nombres describen al detalle este primer tramo.

15’ Desaparece el asfalto y empieza el clásico camino de herradura de la Serra de Tramuntana. Ahora, el camino del Rafal, de origen medieval, es más claro y nos enseña su aspecto más genuino: el empedrado aún es visible en algunos tramos. 30’ Llegamos a las casas del Rafal (antiguamente Rafal de Planícia, bajo la propiedad de las familias Joan, Sunyer, Pueyo y Rotten -marqueses de Campofranco-).

Mientras volteamos las casas de la ‘possessió’ del Rafal, nuestra primera gran meta  del itinerario, recordamos la leyenda que se les vincula, ‘Sa por des Rafal’ (El miedo des Rafal), recopilada por el archiduque Lluís Salvador y que nos habla de almas en pena deambulando por las estancias de la casa, haciendo la vida imposible a sus residentes. Aunque el ‘miedo’ real del Rafal ya se ha vencido por vía judicial: se trata del reconocimiento legal de la titularidad pública del camino.

Seguimos la marcha en dirección a las casas de Planícia (sureste). Un centenar de metros después de las casas, a la derecha, tenemos la era de la Talaia y un espléndido mirador natural, la atalaya del Rafal. 45’ Llegamos a un cruce importante; aquí dejamos el GR-221 que sigue hacia Estellencs por la fuente del Obi y giramos primero a la izquierda y, acto seguido, a la derecha para enlazar con el camino viejo de Planícia. Ascenderemos gradualmente entre tramos empedrados de camino y bancales (‘marjades’) desde los que se obtiene una espléndida panorámica del Galatzó y del Esclop, además de todo el litoral de Poniente, y que aflora hacia las casas por el Collet de l’Era d’Amunt o de l’Era Vella. Un poco antes, 1h00’ habremos cruzado el portillo que señala el límite de la finca pública de Planícia.

Camino de herradura

El viejo camino de herradura desemboca sobre el camino de carro que antiguamente unía Planícia con la carretera general a través del Arboçar y Son Sanutges. 1h05’ La presencia de la casa de Les Collidores nos indica que ya hemos alcanzado nuestra segunda gran meta del recorrido: las casas de Planícia. Aquí se impone una parada a la explanada que se extiende delante suyo, entre las dependencias agrícolas y el portal foráneo de las antiguas casas. Cuando uno se para un momento en este sitio, parece sentir aún el eco de las animadas conversaciones de los últimos propietarios de Planícia, Petra y Jaume, con los excursionistas que pasaban por allí y que siempre acogían con los brazos abiertos.

Ahora es el momento de voltear las casas, tanto da si es por la derecha como por la izquierda, la cuestión es que tenemos que buscar un portillo de hierro que hay justo en la parte de atrás. Entramos en el bosque de las Alzines Dolces (Encinas Dulces), bello topónimo recogido por Tomàs Vibot en su libro sobre Planícia, mencionado al principio del artículo. El camino nos lleva dirección este-sureste hasta una bifurcación 1h15’, donde giramos a la izquierda para dirigirnos hacia el paso de la Mola. Dejamos a la derecha un aljibe y un canalón que proveía de agua las casas desde la fuente de na Ferrera. Cruzamos un pequeño caracol que hace el camino y justo después tenemos que estar atentos a un mojón que encontraremos a la izquierda, en una sima, y que nos indica el principio del camino de herradura del paso de la Mola 1h20’.

Desde la mencionada sima, el camino –bien marcado- describe una diagonal ascendiente hacia la izquierda para ir a buscar la garganta por donde pasa el camino.   Un itinerario de gran y mágica belleza. El sendero se enfila en dirección este hasta desembocar sobre el camino que sube del Arboçar 1h35’, muy cerca del aljibe del Porxo (también llamado de la Boal), que volteamos por detrás. Avanzamos por un camino ancho, de carro, que progresivamente nos llevará a la parte más alta de la Mola.

Hacia la cumbre

Llegamos a una especie de colina en que el camino gira en dirección noreste 1h45’. Encontramos dos desviaciones a la derecha que debemos ignorar. Seguimos el camino más claro y la dirección (NE) que nos guiará hacia la cumbre de la Mola. Después de un tramo sinuoso y llano llegamos al Pla dels Aljubets 1h50’, donde encontramos -a la derecha del camino-“uno de los depósitos de agua más famosos de Mallorca gracias a su perfección arquitectónica, sus dimensiones y su ubicación”. Construido en 1882, se encuentra a 750 metros.

El camino sale del rellano por un pequeño caracol y gira hacia la izquierda en dirección norte-noreste. 2h10’ Después de una serie de curvas para ganar altura entre el áspero roquedal sobre el que se asienta el espeso encinar, dejamos a la izquierda el aljibe de la colina. Se trata del “depósito más basto y tosco de toda la montaña, tanto por sus dimensiones desproporcionadas como por el tamaño de las piedras con que está construido”. Recoge el agua de la propia vaguada.

Ya nos queda poco para la cumbre. El camino gira progresivamente hacia el noroeste, primero, y hacia el suroeste, después, donde se encuentra el vértice geodésico, justo a la izquierda de la colina donde muere el camino que hemos seguido hasta aquí 2h30’. La vuelta la haremos por el mismo camino que la ida.