La Boal de les Serveras, de cobijo para el ganado a refugio de montaña
La Boal de les Serveras, de cobijo para el ganado a refugio de montaña
Caminata por los alrededores de Estellencs siguiendo viejos caminos de carro y de herradura por las tierras de Son Fortuny a los pies del Galatzó
En este itinerario, visitamos nuevamente las tierras de Son Fortuny. Hoy dividida en dos, fue la posesión más grande de Estellencs y se extiende por la vertiente de Tramuntana del puig de Galatzó (1.027 m). En 1981, el Consell Insular de Mallorca adquirió una franja de 283,5 ha (de un total de 663 ha), situada en la parte meridional y menos productiva de la finca. Ocupa la parte más alta del municipio y limita con otras posesiones tan significativas como Son Fortesa y Son Nét, en Puigpunyent; Galatzó, en Calvià; y la Coma, el Grau, el Salt d’en Fenollar y el Salt del Putxet, en Estellencs. La caminata que proponemos se inicia en el coll del Pi, donde hace años encontrábamos una gasolinera y un restaurante. Desde aquí, siguiendo antiguos caminos de carro y de herradura, rodearemos por encima de los riscos de la Boal de les Serveres, transitando entre el dominio público y privado de Son Fortuny.
Una boal es el establo donde se refugian los bueyes para comer y dormir. Un topónimo muy extendido en Mallorca. “Aunque, como indica su nombre, originariamente estaba destinado a dar cobijo al ganado bovino, en otras épocas ha servido también de alojamiento para manadas de yeguas y de burras. Así, mientras que en el año 1842 solo había 10 bestias destinadas a las tareas agrícolas, en 1898 ya se constata la existencia de una manada destinada a la cría, formada por un caballo y 31 mulos y mulas. La edificación consta de dos cuerpos adosados. El más pequeño, destinado antiguamente a caseta del pastor, constituye hoy un refugio de montaña, de dimensiones reducidas, con una chimenea. La otra parte, derruida, corresponde al establo propiamente dicho” (Son Fortuny, nom per nom. Antoni Ordinas Garau, Gabriel Ordinas Marcé y Antoni Reynés Trias. Consell de Mallorca, 1999).
Aunque no hay parada de transporte público en el coll del Pi, sí pasa por allí la línea 131 (Santa Ponça-Banyalbufar), mientras que la 202 (Estellencs-Palma) da la vuelta antes de regresar hacia Palma. Antes de usar coche particular, otra opción es venir a pie desde Estellencs, siguiendo el GR-221. Eso supondría añadir aproximadamente 45 minutos por trayecto a la duración total de la ruta.
La ruta
[00 min] Iniciamos la caminata en el coll del Pi por la Ma-10 en dirección a Estellencs. Tras medio kilómetro por asfalto, a la altura del hectómetro 4 y 5 del punto kilométrico 95, debemos ver a la derecha de la calzada el inicio de un sendero [05 min]. Empinado y resbaladizo, nos sitúa rápidamente sobre el camí de Son Nicolau, interrumpido por la construcción de la carretera actual. Orientados hacia xaloc (este/sureste), avanzamos por un antiguo camino de herradura. [15 min] Pasamos por debajo de unas balmas, justo al inicio de un tramo escarpado del sendero, que empieza a ganar altura con fuerza. Cruzamos un portillo sin barrera –Barrera del Pujador, según la toponimia recogida por los autores de Son Fortuny, nom per nom– y, de pronto, una curva se nos revela como un mirador tan natural como espectacular: es el Mirador de la Senyora [20 min].
Vale la pena detenerse un momento para disfrutar de la amplia y diáfana perspectiva que nos regala este primer punto de interés de la ruta. Nos encontramos bajo la influencia de las laderas que descienden majestuosas desde la cima del Galatzó, bajo los riscos de la Moleta Rasa y el Morro, solo atravesados por el camino que más tarde seguiremos para alcanzar la Boal de les Serveres, dentro del dominio público de Son Fortuny. A nuestros pies, Estellencs, el pueblo y las posesiones que lo rodean. Además, es bien visible la carretera Ma-10 y, un poco más abajo, la antigua carretera de Andratx, por donde ahora pasa el GR-221. Empapados de geografía, paisaje cultural y patrimonio natural, abandonamos el mirador y continuamos nuestra marcha.
[30 min] Tras un breve y suave descenso, llegamos a una bifurcación, estamos en la rota del Pujador. Todo recto, el camino continúa hacia las casas de Son Fortuny. Nosotros giramos a la derecha, delante de un horno de cal, por un primer tramo de sendero que pronto desemboca en un camino de carro proveniente de las casas. Nos encontramos en el comellar de la Font d’en Miquelet, uno de los pocos puntos accesibles hacia abajo del risco que encontramos a media ladera. [45 min] Pronto salimos al camino que, dentro del dominio público de Son Fortuny, describe un itinerario circular que, desde el área recreativa de la Boal de les Serveres, se eleva hacia el puig de Galatzó por el pas del Cossi y el pas de na Sabatera, y regresa al punto de inicio por la Boal de les Fonts.
Los miradores
A partir de aquí ya encontramos la señalización de madera que nos permitirá orientarnos más claramente en este tramo de la ruta. Desde el cruce que acabamos de alcanzar, al inicio de la coma del Moro, que asciende entre el penyal dels Degotissos y el puig Babaiós, giramos a la derecha en dirección a la Boal de les Serveres. Continuamos ganando altura y perspectiva del entorno. El camino presenta un estado de conservación desigual, pero se sigue sin dificultad. [1 h 10 min] Llegados al punto más alto de la ruta (460 m), encontramos a la derecha un primer mirador. [1 h 15 min] Una atalaya natural en el camino de les Serveres, las puntas de un risco que dan testimonio del territorio que hemos atravesado hasta aquí y del que aún nos queda por recorrer. Recuperamos el camino, orientado ahora hacia llebeig (suroeste), e identificamos rápidamente la inconfundible imagen del Morralàs, que se alza por encima del espeso encinar. Unos minutos más adelante, topamos con el segundo mirador, acondicionado con una barandilla de madera de extremo a extremo del risco.
Llegamos a la Boal de les Serveres [1 h 20 min]. La antigua caseta del pastor –hoy convertida en refugio– y el establo –totalmente derruido– los tenemos dentro de una hondonada a la derecha del camino. Muy cerca, está el área recreativa, buen lugar para almorzar con pan con acompañamiento. El camí de la Boal nos lleva a la pista que sube al refugio de la Coma d’en Vidal [1 h 25 min], un cruce ubicado a los pies del Morralàs y de un aljibe contra incendios. Continuamos nuestra marcha descendiendo hacia la carretera (Ma-10). [1 h 35 min] Salimos al asfalto a la altura del km 97, giramos a la izquierda en dirección a Andratx, siguiendo los indicadores. Pronto salimos por la derecha de la calzada para enlazar con el camí vell d’Andratx, que, lejos de humos y ruidos de la carretera, nos devolverá al coll del Pi [2 h 05 min], donde daremos por finalizada la caminata.