Los miradores de s’Arxiduc, la arquitectura del paisaje

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Mallorca - Illes Balears

Los miradores de s’Arxiduc, la arquitectura del paisaje

En esta ruta recorreremos los miradores más espectaculares y olvidados del ‘gran Miramar’ archiducal

Porque “no hay libro más instructivo ni de estampas más hermosas que la sencilla observación de la naturaleza”, el archiduque Lluís Salvador (1847-1915) nos dejó como legado de su gran Miramar un rosario de caminos y miradores desde los que se puede captar la belleza de un paisaje ubicado “entre la viña y el hinojal”, desde Valldemossa hasta Deià. Un lugar donde el archiduque cogió de la mano la mística de Ramon Llull (1232-1316) a través del tiempo y de la mirada amorosa y tierna sobre aquel entorno, entre el cielo y la tierra.

Somos conscientes que “las personas, primero”, ¡siempre! Ellas son las que tienen que marcar las agendas sociales de las instituciones. Pero tenemos que saber también que todo lo que somos y nos representa lo encontramos, en buena medida, en aquellos elementos que singularizan nuestro entorno: el patrimonio cultural edificado sobre el paisaje de la Serra de Tramuntana que determinó en su momento la declaración de Patrimonio Mundial.

Es así como la preservación y difusión del ‘paisaje del archiduque’ (1847-1915), con todos los elementos patrimoniales que lo integran, se vuelve una urgencia: casas, jardines, capillas, miradores, merenderos y poyos, caminos y otros elementos, más de un centenar, todos ellos ubicados en ‘possessions’ de Valldemossa y Deià, la mayoría de ellos en un estado lamentable de conservación. Este itinerario recorre una parte importante.

La ruta

00’ Nuestro punto de partida se sitúa cerca de Ca Madò Pilla (Hotel Continental), en la carretera de Valldemossa a Deià, entre los puntos quilométricos 69 y 68 de la Ma-10. Desde la misma parada del bus TIB (L-210 Port de Sóller-Valldemossa-Palma) nos dirigimos hacia el extremo sur del aparcamiento del hotel, donde, pegado a la pared medianera que circunda la piscina, encontramos el camino de acceso al mirador del Niu del Corb 05’ –en medio hay un pino-, muy maltrecho por los efectos de un temporal de hace más de diez años. Unos carteles nos avisan de la peligrosidad del tramo y las escaleras permanecen cerradas con una pared baja. No obstante, todavía se puede transitar con precaución.

Estamos en el camino de la Torre, que en tiempos del archiduque unía el jardín de la Torre del Moro, en la ‘possessió’ de Miramar, con la atalaya de Son Galceran. Un itinerario espectacular que atraviesa unos riscos vertiginosos. El mirador del Niu del Corb tiene, además, una vinculación dramática con los episodios más salvajes y crueles de la Guerra Civil. William Graves lo recoge en su libro ‘Bajo la sombra del Olivo’ (Ed. Olañeta, 1997), donde cuenta que los falangistas conducían hasta allí a sus víctimas desde Palma para lanzarlas al vacío desde este acantilado de 200 metros.

El itinerario sigue por la vertiente norte del mirador, donde enseguida encontramos una desviación a la izquierda. Dejamos la quebrada que sube a los jardines del hotel y seguimos bajando por el camino de la Torre hasta la capilla del Beat Ramon 20’, construida entre 1877 y 1880 para conmemorar el sexto centenario de la escuela de misioneros y lenguas orientales que el Savi Foll fundó en 1276 con la ayuda de su amigo, el rey Jaume II. Es la construcción de nueva planta más emblemática del archiduque y la que ocupa más espacio en sus descripciones de Miramar. Encontramos el clásico merendero de muchos de los miradores archiducales. El peñasco sobre el que se levanta la capilla está aislado hasta el punto que para acceder a él se tuvo que hacer un puente de 5 m. Su estado actual es muy malo y preocupante. En 1975 cayó allí un rayo que le causó graves destrozos, agravados por los continuos saqueos y actos vandálicos.

Salimos de la capilla por un caminito a nivel que encontramos después del puente a mano izquierda y que nos llevará de vuelta al camino. Un poco más abajo, después de unas curvas pronunciadas, llegamos al mirador del Creuer 30’, llamado así porque se encuentra en la encrucijada de varios caminos, algunos de los cuales provienen de Miramar. Se trata de una pequeña torre maciza -precisa reparación urgente!- que, según nos cuenta el archiduque, es “copia de una torre antigua de Manacor en proporciones muy reducidas”.

La Cova de les Olors

A la izquierda, en dirección suroeste, prosigue nuestro itinerario. Se trata del camino nuevo de s’Estaca. Antes de llegar al siguiente mirador, el del Figueral 40’, veremos a la izquierda un gran peñasco que está todo vacío: es la Cova de les Olors. Desde aquí seguiremos bajando, serpenteando entre pinos y encinas, hasta conectar con el Camí de les Vinyes 1h00’, que va de s’Estaca al Caló y enlaza también con el camino del Caló des Guix.

Giramos a la izquierda y nos dirigimos a las casas de s’Estaca. Justo a la altura de la ‘possessió’ de la que Catalina Homar (1868-1905) fue la mayorala en tiempos del archiduque, 1h10’ veremos a la izquierda el principio del camino de la Barrera de la Marina o camino viejo de s’Estaca, que nos llevará de vuelta a Ca Madò Pilla. Dejamos la carretera y tomamos este sendero, muy escarpado al principio. Después de un par de curvas llegamos a una rellano, con un gran peñasco que sobresale a la derecha y sobre el que está el mirador de s’Erassa 1h30’. Para acceder a él se construyó una rampa de pared seca que en la parte final es escalonada y que accede a la plataforma propiamente dicha por unos escalones picados en la roca.

Seguimos subiendo y enseguida dejamos a la derecha el camino que baja a las casas de la Font Figuera, a los pies del mirador. Pasadas unas curvas muy cortas tropezaremos con la barrera que da nombre al camino 1h40’. Pocos metros después, a la izquierda, nace un sendero que nos conducirá directamente al último mirador de la ruta, el Nou o Blanc 1h45’. Como muchas otras atalayas del archiduque, en la decoración se usan elementos arábigos. Pero su estado es muy crítico, se ha caído la mitad de la torre y un mirador que se encuentra a sus pies ha desaparecido casi del todo. Bajo el mirador está la cueva de s’Ermità, a la que nos lleva un sendero a la izquierda.

Desde la torre cogemos un camino ancho que nace a nuestra derecha (E/SE) y que enlaza con el camino viejo de s’Estaca, cruza un camino de carro y sale a la carretera de Deià (Ma-10), a la altura de Can Parròquia y Ca les Ànimes 1h50’. Al alcanzar el asfalto, giramos a la izquierda y andamos durante un quilómetro hasta Ca Madò Pilla 2h00’.