Más depresiones y ansiedad
Las peores condiciones de vida y de trabajo de las mujeres, la doble jornada laboral -sobre todo en las trabajadoras menos cualificadas-, el trabajo doméstico y de cuidados, la culpa o el perfeccionismo tienen un impacto sobre la salud de las mujeres. Las mujeres sufren en más proporción problemas de salud mental como ansiedad y depresión -casi el doble de mujeres (13,7%) que de hombres (7,4%)-. Además, una de cada tres mujeres dice sentir malestar emocional y en los hombres es uno de cada cinco.
“Es un cajón de sastre, cualquier cosa que le pase a una mujer se le atribuye al hecho de que está ansiosa o demasiado estresada, sin tener en cuenta las condiciones de trabajo o de cuidados. La solución no es una pastilla sino cambiar las condiciones de vida y de trabajo”.
Carme Valls
Endocrina y autora de 'Mujeres invisibles para la medicina'
Más ansiolíticos
Las mujeres tienen más probabilidades de salir con un diagnóstico de enfermedad mental en una primera visita que los hombres; en el caso de ellos enseguida se piensa en una causa orgánica y se les piden pruebas complementarias. Este sesgo de género se traduce en una sobremedicación de las mujeres: el 85% de los psicofármacos se administran a mujeres. Este sobrediagnóstico también puede invisibilizar enfermedades físicas que quedan escondidas detrás de un diagnóstico erróneo de patología mental o de síntomas psicosomáticos, porque puede que no cuadren con el "patrón de normalidad" que es el modelo masculino.
El tabú de la maternidad
Otra área ignorada desde el punto de vista científico es la salud mental asociada a la maternidad. Una de cada cuatro mujeres sufre algún problema de salud mental, que puede ser de mayor o menor gravedad, durante el embarazo o el posparto, y la mayoría no es tratada. No ayuda que el posparto y la crianza sea una etapa solitaria para muchas mujeres. Un parto traumático, un mal embarazo, traumas en la infancia o situaciones de estrés pueden desencadenar una depresión posparto y los síntomas más habituales son tristeza, pérdida de ilusión, emociones alteradas, insomnio o dificultades para establecer un vínculo con el bebé.