Cristina Mas
20 de junio del 2019
A lo largo del año pasado más de 60.000 personas llegaron a España por mar, y al menos 777 perdieron la vida en el camino, según los datos oficiales. Pero este caso no consta en ninguna estadística.
ESPAÑA
100km
Gibraltar
SOS Patera
Bouyafar
Melilla
MARRUECOS
ESPAÑA
Málaga
100km
Gibraltar
Bouyafar
SOS
Patera
Melilla
Nador
MARRUECOS
Una patera sale de la playa de Beni Boughafer, en las afueras de Nador, con 37 personas a bordo:
7 mujeres (+2 bebés)
Aline Mayamba Sita
Congo
Getou Mbala
y Gemima
Congo
Cissé Adja i
Diabaté Marian
Costa de Marfil
Anna Sylla
Aicha Ivoirienne
desconocida
desconocida
28 hombres
Bah Ousmane
Guinea Conakri
Moussa Doukanassi
Malí
Mustafà Kaba
Guinea Conakri
Soukouna Fusseny
Malí
Mamadou Traoré
Malí
Mamadou Bénté
Guinea
Ibrahima Diallo
Ismaïla Fofana
Boubacar Diallo
Mamadou Diallo
Ousmane Touré
Ibrahima Pastoré
Mamadou Bénté
Famany Touré
Fredy
Sadio Sarr
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
desconocido
Según el testimonio de Diallo, un traficante guineano que colaboró en la organización del viaje, los migrantes pagaron entre 900 y 2.500 euros por su plaza en la patera.
Moussa Doukanssi, un joven maliense, envió este mensaje de voz por WhatsApp a su primo, que vive en Francia, antes de zarpar:
El motor de la patera se avería y, con el mar agitado, 4 personas caen al agua en plena noche.
ARA ha hablado con el traficante que organizó el viaje, que se identifica como Mussa, un maliense que acusa a la marina marroquí de no haber respondido a las llamadas de socorro:
Desde entonces ninguna de las
37 personas ha dado señales de vida.
“Quería llevar a sus cuatro hijos a Europa”
Edad
42 Años
Orígen
Congo
Profesión
Enfermera
“Quería llevar a sus cuatro hijos a Europa”
Después de separarse de su marido y quedarse sola con sus cuatro hijos, decidió emigrar a París junto a su hermana. Sus hijos, la menor de 17 años, siguen en Congo. Aline se estableció en Marruecos en 2016, donde colaboró con una Iglesia evangélica hasta que consiguió reunir el dinero para pagar la patera. Esperaba poder llevar después a sus hijos a Europa. “Quería embarcarse y le dijimos que no lo hiciera, que era demasiado peligroso. Teníamos una prima en Italia que podía hacer los trámites de un visado. Yo estaba dispuesta a pagarle la habitación en Rabat hasta que todo se resolviera”, explica su hermana Wivine. “Pero no nos escuchó. Hablamos con ella cuatro días antes de que se embarcara en la patera y nunca. Apagó el móvil”.
Su hermano Sita Moussampai, que regenta un restaurante congoleño en Bruselas, pensó que algo iba mal cuando una amiga de Aline le dijo que se había embarcado y que cuatro días después no tenía noticias de ella. Sita viajó a Nador, visitó el depósito de cadáveres y dejó muestras de ADN a la policía marroquí, pero medio año después no ha tenido respuesta de las autoridades. Wivine ha presentado una denuncia por desaparición al Servicio de Restablecimiento de Contacto entre Familiares de la Cruz Roja, que tampoco ha podido averiguar nada más. Hasta abril, ocho meses después de la desaparición, la familia no asumió que Aline murió en el Mediterráneo, y finalmente celebraron su funeral en el Congo.
“Quería llevar a sus cuatro hijos a Europa”
“Tenía una hija de un año, pero no se lo contó a la familia”
Edad
28 y 1 Años
Orígen
Congo
Profesión
Estudiante
“Tenía una hija de un año, pero no se lo contó a la familia”
Cuando acabó sus estudios de derecho, en 2015, su hermana Nathalie, que vivía en Francia, quiso que se fuera con ella. “Pasó tres años en Marruecos: yo le pagaba la habitación y la comida, mientras intentábamos encontrar una solución. Conseguir un visado es muy difícil”, explica desde París su hermana, que hace veinte años que vive en Francia y trabaja como auxiliar de geriatría. “Un día me llamó para decirme que si le enviaba 2.000 euros encontraría la conexión. Y le envié el dinero, pero no me imaginaba que vendría en una zódiac, esperaba que habría encontrado un barco más seguro”, recuerda. A principios de agosto le dijo que lo tenía todo listo y que saldrían al cabo de unos días. No volvió a saber nada más de ella.
Como no tenía noticias, llamó a las compañeras de piso de Getou. “Al principio me decían que estaba en España con la Cruz Roja, pero cuando pasó un mes supe que algo no iba bien. Me puse en contacto con la Embajada del Congo en Marruecos y me dijeron que mi hermana viajaba con su hija de un año. ¿Cómo puede ser? No me había dicho nada: yo habría ido a Marruecos a ayudarla a dar a luz. ¡La habría apoyado! Pero me lo ocultó. ¿Y cómo es que la dejaron subir a la patera con una criatura tan pequeña?”.
Después en la embajada le confirmaron que algunos cuerpos de mujeres y criaturas habían llegado a la playa de Nador unos días después del naufragio: “Me dijeron que estaban en muy mal estado y que no los habían podido reconocer, pero que estaban todos muertos”. Nathalie reconoce que a ella también le cuesta creer que su hermana esté muerta, como su sobrina, a la que nunca llegó a conocer. En noviembre fue al Congo para comunicárselo a su madre y al resto de la familia: “Ella quiere creer que todavía está viva, y que debe estar en algún lugar. Yo he intentado explicárselo para que lo entienda, pero es mayor y no la quiero forzar”.
“Tenía una hija de un año, pero no se lo contó a la familia”
“Había sufrido amenazas: llevó a sus hijos mayores a un lugar seguro y se marchó con la pequeña”
Edad
30 y 3 Años
Orígen
Costa de Marfil
Profesión
Ama de casa
“Había sufrido amenazas: llevó a sus hijos mayores a un lugar seguro y se marchó con la pequeña”
Diabaté era suboficial en Costa de Marfil. Con su mujer Cissé tenían 4 hijos y se ocupaban también del hijo de su hermano mayor. En octubre de 2015 tuvo que huir del país porque tuvo un conflicto con un superior. En Líbia subió a una patera, fue rescatado por un barco militar italiano y, finalmente, se instaló en París. Pero los militares en Costa de Marfil siguieron amenazando a su familia. Cissé temía por su vida y dejó a sus hijos mayores en su pueblo natal, a cargo de una prima, y se marchó con Mariane, que entonces tenía un año, a Marruecos.
“Un pasador me dijo que las podía llevar allí por 1,6 millones de francos CFA [unos 2.500 euros]. Le envié el dinero, pero el traficante desapareció sin dejar rastro. Yo no tenía nada, siempre que podía le enviaba 50 o 100 euros para pagar la habitación y la comida”, explica Diabaté. Cissé conoció a alguien que le presentó Moussa, que se ofreció a dejarla subir a la patera sin que tuviera que pagar por la niña. “Le pedía 1.600 euros y yo los conseguí de amigos y familiares”. Siguieron en contacto hasta el 14 de agosto, cuando lo llamó para decirle que aquel día zarpaban. “Ruega por nosotros, me pidió”
“Desde entonces no he tenido noticias de mi mujer ni de mi hija”, dice Diabaté. “Llamo a Moussa y me dice que están en una prisión. Mis otros hijos, que ahora tienen 5, 8 y 11 años, me llaman preguntando dónde está su madre, y la prima me dice que no los puede mantener. Y yo no tengo papeles y llego justo a sobrevivir con trabajos esporádicos. Pierdo la cabeza”.
“Había sufrido amenazas: llevó a sus hijos mayores a un lugar seguro y se marchó con la pequeña”
“Se marchó sin despedirse, porque sabía que no le dejaríamos subirse a una patera”
Edad
28 Años
Orígen
Guinea Conakri
Profesión
Comerciante
“Se marchó sin despedirse, porque sabía que no le dejaríamos subirse a una patera”
“Los jóvenes quieren irse a Europa: le dijimos que se esperara a que le dieran un visado, pero no quiso”, recuerda Abdoulaye Diallo, que vive en el sur de Francia. Su primo Ousmane, "tenía amigos que habían conseguido llegar en patera a Italia y a España y lo convencieron de que les siguiera. Se marchó sin despedirse, porque sabía que si nos lo decía no lo dejaríamos. Cuando supimos que había cogido un vuelo a Marruecos también intentamos quen regresara, pero no nos quiso escuchar”.
Abdoulaye se enteró por un amigo de su primo que se había marchado en patera el 14 de agosto. El amigo, le llamó preocupado porque no tenía noticias de Bah. “Hablamos con el traficante, un hombre guineano, que nos explicó que perdieron el rumbo porque se estropeó la brújula y se quedaron sin combustible”. Abdoulaye ya ha perdido la esperanza, pero no se han atrevido a contar la verdad a su tía, la madre del chico: “Está muy preocupada, y sólo se nos ha ocurrido decirle que no la llama porque ha perdido el móvil”.
“Se marchó sin despedirse, porque sabía que no le dejaríamos subirse a una patera”
“Toda la familia llora por él: tiene mujer y dos hijos”
Edad
30 Años
Orígen
Malí
Profesión
Comerciante
“Toda la familia llora por él: tiene mujer y dos hijos”
En junio de 2018 Moussa Doukanassi dejó la pequeña tienda que regentaba en Bamako. “Yo no sabía nada. Me llamó desde Marruecos, y yo le dije que no lo hiciera”, explica Diallo Lassana, un trabajador de la construcción que vive en Montreuil, en las afueras de París, desde hace 20 años. “El 13 de agosto me envió un mensaje de voz por WhatsApp para decirme que estaba a punto de subir a la patera”, recuerda Lassana. “No he vuelto a tener noticias de él. Toda la familia en Malí llora por él: tiene mujer y dos hijos. Nos dicen que los rescataron pero ha pasado demasiado tiempo. Si los rescataron, ¿dónde están? Yo creo que están muertos”.
“Toda la familia llora por él: tiene mujer y dos hijos”
“Estudió Derecho, pero soñaba con ser futbolista”
Edad
25 Años
Orígen
Guinea Conakri
Profesión
Licenciado en Derecho
“Estudió Derecho, pero soñaba con ser futbolista”
“Estudió Derecho, pero soñaba con ser futbolista”, explica Mohamed Sylla, funcionario en el aeropuerto internacional de Gbessia, en Conakri, sobre su sobrino Mustafà. No era la primera vez que el joven abandonaba su país: en 2016 había intentado la ruta del Mediterráneo central: “Se fue a Argelia y de allí a Libia, pero lo atraparon cuando estaba en la playa, a punto de embarcarse en una patera, y lo encerraron en prisión”. Su madre tuvo que pagar tres millones de francos guineanos [algo menos de 300 euros] para que lo pusieran en libertad. Regresó a casa, pero solo dos meses después decidió volver a intentarlo: tenía amigos que ya estaban en Europa y él quería seguir el mismo camino.
Voló a Marruecos y se pasó 6 meses en Rabat jugando en un club de fútbol local. La familia no conocía a nadie allí y contactaron con un paisano que vivía en Rabat para que le hiciera de tutor. Un día el hombre llamó a su madre y le explicó que se había marchado de Rabat y que estaba a punto de embarcarse para cruzar a España. Unas semanas más tarde le dijo que lo había conseguido. Incluso hicieron una fiesta para celebrarlo. “Pero la madre no se quedó tranquila porque no entendía por qué su hijo no la llamaba. Hablaron con el tutor, que reconoció que estaba muerto, que el barco se había hundido y que él no llevaba chaleco”, explica el tío. “La madre está muy triste, invirtió todo lo que tenía en el viaje de su hijo y ahora no le queda nada. Han hecho el funeral sin el cuerpo, porque han perdido la esperanza de encontrarlo vivo”.
“Estudió Derecho, pero soñaba con ser futbolista”
“Tuvo que emigrar de Mali por la sequía”
Edad
30 Años
Orígen
Malí
Profesión
Labrador
“Tuvo que emigrar de Mali por la sequía”
Cuando su padre murió, Soukouna Fusseny se hizo cargo de su madre y de sus hermanos: trabajaba la tierra de la familia para alimentarles. "Pero con la sequía era imposible sobrevivir y decidió emigrar". Así recuerda Kaloga Fusseny a su primo. Kaloga había llegado a Italia en agosto de 2014, después de que unos pescadores rescataran la barcaza en la que viajaba con 108 personas y los llevaran a una Sicilia que todavía no tenía los puertos cerrados. Se estableció en Francia, donde trabajó en la restauración y la construcción. “Yo crucé y estoy contento de estar en Europa, pero me pasé 13 horas en una patera y no lo volvería a hacer”. Asegura que no tenía ni idea de que su primo Soukouna quería seguir sus pasos. “Me llamó desde Marruecos y me dijo que lo tenía todo a punto para cruzar con la patera. Le dije que lo intentara por las vallas de Ceuta y Melilla, que era menos peligroso, pero no me hizo caso”. El chico no volvió a dar señales de vida y la familia decidió distribuir su fotografía en las redes sociales con un texto en el que se lee: “Hermanos y hermanas, no tengo noticias de mi hermano Soukouna Fousseny, que habría salido en una barca de Marruecos el 13 o el 14 de agosto de 2018. Si tenéis alguna información, contactad con nosotros. Os pido que lo difundáis”. Kaloga se desplazó a Nador para encontrarlo: pensaba que, como ocurre todavía hoy en Libia, podría estar encarcelado en algún centro de detención. En Nador fue a la Cruz Roja y a la Gendarmería, donde le enseñaron las fotografías de 12 cuerpos encontrados en el mes de agosto, pero ninguno parecía ser su primo. No le dejaron ver los cuerpos del tanatorio. También revisó, en el Consulado de Malí en Rabat, las fotos de 200 jóvenes malienses que habían sido repatriados a su país. “Marruecos no es Libia, allí no encarcelan a los inmigrantes y siempre se puede encontrar un teléfono para llamar. Es imposible que esté vivo y no haya llamado a su familia, pero tampoco tengo la prueba de que haya muerto. No tiene sentido seguir buscando”.
“Tuvo que emigrar de Mali por la sequía”
“Tenía mujer y un hijo de un año, y les dijo que se marchaba a Bamako a buscar trabajo”
Edad
28 Años
Orígen
Malí
Profesión
Electricista
“Tenía mujer y un hijo de un año, y les dijo que se marchaba a Bamako a buscar trabajo”
“Tenía una mujer y un hijo de un año, y vivían en un pueblo del oeste de Malí. Les dijo que se iba a la capital, Bamako, a buscar trabajo, pero en realidad cogió un avión y se marchó a Marruecos con la intención de ir a Europa”, explica Magassa desde Francia, donde vive desde hace 8 años. Poco más sabe de lo que le pasó a su primo. “Me avisaron sus amigos desde Malí, diciéndome que habían perdido el contacto con Mamadou, que había desaparecido, y me pidieron que lo buscara. He pedido ayuda a través de Facebook y nadie me puede dar información”, lamenta. Un guineano que hace de pasador con las pateras en esta zona, con quien hemos contactado en los bosques de Nador, confirma que el chico se embarcó en la madrugada del 14 de agosto en la misma barca. Formaba parte del grupo de 10 personas que él aportó a la patera que había organizado un traficante maliense.
“Tenía mujer y un hijo de un año, y les dijo que se marchaba a Bamako a buscar trabajo”
“No teníamos dinero para subir los dos a la patera”
“No teníamos dinero para subir los dos a la patera”
Ibrahim Barry emigró con su hermano Mamadou Bénté para ir juntos a España. Viajaron desde Guinea hasta Marruecos, pero cuando tuvieron la oportunidad de subir a una patera para ir a España no tenían suficiente dinero para pagar el pasaje de los dos. Ibrahim se quedó en tierra. Todavía está en los bosques de Nador, pero después de perder a su hermano se está planteando volver a casa. “He perdido la esperanza de que siga vivo, mis padres me llaman cada día para que vuelva a casa: yo ya no quiero emigrar, iré al Consulado para que me ayuden a volver”. Es el que estuvo más cerca de los hechos. “Oí que habían tenido problemas con el motor y que había mar gruesa: llamaron a la Marina Real marroquí para que los rescataran, pero no he sabido nada más de él”, explica.
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Identificados por Diallo, uno de los traficantes que organizó la patera.
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ARA ha localizado en un centro de detención de Nador a Sadio Sarr, un joven senegalés que fue rescatado en una patera el 14 de agosto con 37 personas a bordo. Los otros náufragos lo señalaron como el “capitán” que conducía la embarcación, y el juez marroquí lo condenó a 5 meses de prisión.
Sarr no pudo reconocer a ninguno de los desaparecidos que protagonizan este reportaje.
Cabe pensar, pues, que viajaba en otra patera: había dos pateras con 37 personas en la zona y solo una fue rescatada. La otra quedó a la deriva por la falta de coordinación de los equipos de salvamento españoles y marroquíes.
La oficina de Berlín de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que se ocupa del seguimiento de los muertos y desaparecidos en el Mediterráneo, confirma que no tenía ninguna noticia de este naufragio y abre un caso a raíz de la consulta de ARA. Ante la falta de cooperación de las autoridades marroquíes, que no responden a la petición de información del organismo internacional, el caso queda pendiente en los registros internos de la OIM, pero no en la base de datos pública, porque no se ha podido verificar. Una prueba más de que los registros oficiales subestiman las muertes que se están produciendo en el Mediterráneo.
España no tiene ningún registro de personas desaparecidas en el Mediterráneo. Los cuerpos recuperados por los equipos de Salvamento Marítimo son entregados a las autoridades en el puerto, y —igual que aquellos que encuentran los pescadores y los que el mar arrastra hasta la playa— se ocupa de ellos el juzgado de instrucción de turno. Una vez hecho el alzamiento del cuerpo, el juzgado es responsable de la identificación del cadáver y de investigar las circunstancias de la muerte.
Normalmente las diligencias son mínimas y los cuerpos acaban en cementerios municipales identificados como “inmigrante”, con la fecha en que fueron recuperados, y normalmente no se toman fotografías de los muertos ni tampoco muestras de ADN, lo cual sí se hace en países como Grecia. La custodia de los cuerpos es competencia municipal. Localizar a un familiar desaparecido acaba siendo, pues, una misión imposible.
9
11
8
10
7
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2
1
1. Congo / 2. Costa de Marfil / 3. Malí / 4. Guinea Conakri / 5. Guinea-Bisáu / 6. Marruecos / 7. España / 8. Francia / 9. Bélgica / 10. Italia / 11. Alemania