Toni Güell
Jefe de Debate
Opinión
Una opinión extraordinaria
La opinión publicada en 2021 es especial porque los debates y crisis que nos ha ayudado a entender y afrontar han sido (y son) los más complejos en mucho tiempo. Sin las aportaciones de pensadores y analistas, la apariencia inabarcable de muchos de estos fenómenos fácilmente podría arrastrarnos a una peligrosa dimisión como ciudadanos comprometidos con el futuro común.
La ampliación de El Prat, por poner un ejemplo, está condicionada por criterios económicos y medioambientales, pero también por el futuro del sector de la aviación, donde al mismo tiempo se entrecruzan la emergencia climática y el progreso tecnológico; la promoción del catalán pide comprender una globalización que se despliega tanto en nuevos hábitos digitales como en fenómenos migratorios; la pandemia pone en cuestión nuestra forma de vida, o, en las últimas semanas, la Gran Dimisión –el fenómeno que ha llevado a millones de norteamericanos a abandonar su trabajo– nos ha hecho zambullir en corrientes subterráneas como el impacto psicológico acumulado de la precariedad y la autoexplotación, y, también, en los replanteamientos personales que suscitó el fenómeno gigantesco y repentino que fueron los confinamientos.
Un mundo en transformación
La dimensión de todos estos acontecimientos apunta a un mundo en transformación, quizás a un cambio de época. Comprenderlos, observarlos desde una pluralidad de puntos de vista, ha llevado al diario a un desfile insólito de voces especializadas (científicos climáticos, infectólogos, epidemiólogos, expertos en aeronáutica) y también a un esfuerzo suplementario de síntesis y visión de conjunto. Estamos en todo y nada está resuelto. Todo apunta a que en 2022 seguiremos necesitando una opinión extraordinaria.