Judit desarrolló ansiedad, depresión y un trastorno alimenticio durante el confinamiento
18 años
Barcelona
2.º de Bachillerato
Lara Bonilla
Fotografías
Pere Virgili
3 de abril de 2022
Seis adolescentes nos abren las puertas de sus habitaciones y explican cómo se encuentran después de dos años de confinamientos
Judit desarrolló ansiedad, depresión y un trastorno alimenticio durante el confinamiento
18 años
Barcelona
2.º de Bachillerato
Alejandro dice que le ha costado todo un curso volver a sentirse a gusto con gente
18 años
Barcelona
Grado de manipulación de alimentos
Lucía ha sacado cosas positivas de la pandemia, como por ejemplo más libertad para ser ella misma
16 años
Barcelona
4.º de ESO
Abel cree que la pandemia le ha robado el paso de la juventud a la vida adulta
18 años
Martorelles
1.º de Ingeniería Química
Ariadna ya se ha acostumbrado a verse con mascarilla y le da vergüenza quitársela
15 años
Muro
3.º de ESO
Bilal asegura que la pandemia ha repercutido en sus estudios
16 años
Badalona
4.º de ESO
JuditAlexandre
18 años
Barcelona
2.º de Bachillerato
Laia Vicens
Hay una Judit de antes y una Judit de después de la pandemia. De entrada agradeció el confinamiento para parar y "no dar clase”, pero con el paso de las semanas fue cayendo en el pozo: se ahogaba estando encerrada sola entre las cuatro paredes de su habitación, a duras penas saliendo para comer con su familia. Solo se entretenía haciendo deporte y viendo series. “No pedí ayuda hasta que lo vieron mis padres”, dice. La terapia psicológica y el regreso a la normalidad le han permitido recuperarse, y ahora dice que incluso ha podido aprender de su experiencia. No quiere pensar ni en el pasado ni en el futuro, sino centrarse en un presente que, pese a las incertidumbres, tiene ganas de aprovechar.
Tener estos trastornos me ha ayudado a expresarme y a apoyar a gente que pasa por lo mismo
Al principio era ideal porque no tenía que ir a clase, pero no sabía que tendría que estar tanto tiempo encerrada. Fue horroroso: estaba todo el día en la habitación y salía muy poco, casi ni me relacionaba con mi familia
He tenido trastorno de ansiedad, depresión y un trastorno alimentario. Me ahogaba estando encerrada y me sentía muy sola. Pensaba mucho y me iba hundiendo. No tenía hambre y no comía, y también hacía mucho deporte porque me aburría. Los trastornos alimentarios hacen que te veas muy diferente a la realidad: yo me veía igual que siempre pero en realidad estaba adelgazando mucho
Nadie desea tener un trastorno mental porque es horroroso, pero me llevo cosas buenas: he madurado, sé gestionar mis problemas mejor que antes y puedo ayudar a otra gente a la que le pasa lo mismo que a mí. Ahora estoy meor, en tratamiento
Creo que he cambiado mucho, de manera de vestir y también de personalidad. Me siento más a gusto con la Judit de ahora
He aprendido a valorar a la gente y a desvalorar la gente que no se merecía que la valorase tanto. He visto quién es realmente importante
No veo futuro. Prefiero concentrarme en el ahora. Tenía muchos planes y por el confinamiento se echaron todos a perder. No quiero hacerme ilusiones si no sé dónde estaré
AlejandroÁvila
18 años
Barcelona
Grado de manipulación de alimentos
Seis meses después de llegar a Barcelona desde su Hondures natal, estallaba la pandemia. Él estaba estudiando cuarto de secundaria para homologar el título y poder matricularse en un grado medio. Pero el confinamiento le pasó factura y al año siguiente repitió curso. En aquell momento, él y su madre vivían en casa de una tía y unos primos. Desde que murió su abuelo, se han trasladado a vivir con la abuela. Comparte habitación con su madre y, si bien reconoce que todo adolescente quiere una habitación propia, dice que él está acostumbrado y sabe buscar sus momentos de intimidad. Admite que la pandemia truncó sus planes.
Vine de Honduras y en muy poco tiempo nos encerraron, fue un jarro de agua fría, me costó adaptarme
Me gusta estar solo pero la pandemia me afectó: no hice vida social en secundaria, tenía pocas amistades
En cuarto de secundaria solo hablaba con un compañero de clase. No me relacionaba con nadie, veníamos de estar encerrados cuatro meses y entonces aún te encierras más. Volver a estar con gente y convivir con ellos me ha costado todo un curso
Este año ya es diferente y ahora me llevo muy bien con los de mi clase del grado
Durante el confinamiento pasaba el rato tirado en la cama con el móvil o la tablet, me aburría. Pero me sirvió para pensar en mí mismo y conocerme. Ahora pienso más en mí y me protejo. Antes siempre eran primero los demás y yo después; ahora, ya no.
La etapa de los 16 a los 18 años es una etapa buena de la juventud, de salir con los amigos, y yo siento que no la he podido disfrutar. Estos dos años de pandemia me han robado esta etapa Ahora no salgo porque nos tenemos que cuidar.
Creo que lo podré recuperar pero no será lo mismo que si esto no hubiera pasado. Las ganas de salir y disfrutar no son las mismas.
De lunes a jueves va a clase por las mañanas y las tardes las pasa en casa o haciendo deberes. Reconoce que desde la pandemia está más acostumbrado a estar en casa que afuera. Los viernes acude al casal donde se reúne con otros jóvenes para hablar de temas varios. Le gusta lo que estudia y dice que lo hace bien pero está preocupado por si el día de mañana, cuando vaya a hacer prácticas en una empresa, no le va bien.
Desde la pandemia pienso demasiado en las cosas, le doy muchas vueltas a todo, le doy mucha importancia. Me cuesta no pensar en nada. Estoy escuchando música o viendo una película y ya me pongo a pensar en mí.
Puedo estar en el comedor y ponerme los aurivulares y yo no existo, me tomo el espacio yo mismo
El futuro lo veo a corto plazo. Soy muy pesimista. Pienso en sacarme los estudios pero no voy más allá. Siento que el tiempo va muy rápido y que no lo estoy aprovechando
Creo que la pandemia nos dejará marca a los jóvenes, de las preocupaciones, la forma de pensar, los cambios que ha habido... Creo que ya no será lo mismo, siempre quedará ese rastro.
LucíaRoca
16 años
Barcelona
4.º de ESO
Ella y su hermana pasaron gran parte del confinamiento en casa de su madre, y no lo recuerda como un momento duro, ya que asegura que se mantuvo ocupada, ya fuera leyedo, haciendo deporte o trabajos del instituto. Explica que cuando acabó el confinamiento era una persona diferente de la era en su incio, ya que no tener contacto social le dio más libertad para ser ella misma:
Tuve muchos momentos para pensar, para definir cómo era yo
Creo que el confinamiento trajo cosas buenas a mi vida, aprendí a estar sola, a conocerme a mí misma, mis gustos... Al no estar en contacto con gente no estaba presionada para que me vieran bien ellos o gustarle a la gente
Podía vestir como quisiera y pensar en las cosas que me gustaban y las que no, o qué gente quería en mi vida. Tuve muchos momentos para pensar, para definir cómo era yo.
Durante estos dos años ha observado en algunos compañeros problemas de autoestima, trastonos alimentarios y problemas de concentración en clase.
A todas las adolescentes nos afectan bastante las redes sociales de modelos e 'influencers' porque las redes forman parte de nuestra vida. Todo el mundo tiene claro que no es real, pero igualmente te ves influenciado
Has de tener mucha autoestima para no dejarte influenciar. A mí personalmente no me afecta tanto porque estos dos años me he centrado en conocerme más
A ella, la pandemia le ha pillado en la preadolescencia, cuando empezaba a salir con sus amigos, y cree que no ha disfrutado como lo hubiera hecho sin covid, pero apunta que ha sido peor para los jóvenes que tenían 16 y 17 años y empezaban a salir a discotecas. Por edad, dice, no le tocaba ir a botellones pero cree que se ha sido injusto con los jóvenes.
Se ha ejercido mucha presión social y no se ha empatizado con nosotros. Los jóvenes siempre piden más libertad y se debería haber dejado más margen para salir. Después de tanto tiempo encerrados necesitábamos un poco de aire fresco.
Había otros factores que hacían subir los contagios pero se prefirió mirar hacia otro lado y culpar a los jóvenes, que era lo más fácil
AbelXicola
18 años
Martorelles
1.º de Ingeniería Química
Hacía tres meses que había cumplido los 16 años cuando estalló la pandemia de coronavirus. Acabar el primer curso de bachillerato de forma virtual le chocó, pero reconoce que ahora ya ha normalizado la virtualidad y le ha servido para aprender a trabajar de forma más autónoma. Siente, sin embargo, que el covid le ha robado el paso de la adolescencia a la juventud. Hizo la selectividad en pandemia y a su llegada a la universidad la mayoría de las clases eran presenciales. Después de dos años de restricciones sociales llegó al campus con muchas ganas de conocer gente nueva, aunque admite que no sabía qué cara tenían sus compañeros hasta que los ha visto en el bar de la facultad sin la mascarilla. Se muere de ganas de quitársela:
Hoy he tenido seis horas de clase seguidas y seis horas con mascarilla, ¡esto no hay quien lo aguante!
Nos han robado el paso de jóvenes a adultos, entramos en la pandemia con 16 años y salimos con 18, es como si estos dos años los hubiera pasado en casa
Justo empezábamos a salir de fiesta por las noches, yo solo había salido tres o cuatro veces en la vida, y hemos perdido dos años muy valiosos
También se quedó sin hacer una estancia de prácticas en el extranjero, y aún no ha podido celebrar una fiesta por su 18.º cumpleaños porque coincidió con restricciones de los encuentros sociales.
La pandemia dejará rastro, nos ha robado una parte importante de nuestra vida y ahora estamos recuperando el tiempo perdido
El confinamiento lo pasé en casa, con mis padres, y reconozco que fui un privilegiado porque vivo en una casa y podía salir al jardín a distraerme o hacer deporte, no como amigos míos que estuvieron encerrados en pisos. Sï que me psaba muchas horas en el ordenador; giraba el monitor y veía series desde la cama
Para mí hubo un antes y un después de que abrieran las pelugerías. Llevaba el pelo muy largo y no me gustaba cómo me veía, y después de cortármelo empecé a vesitrme cada día como si tuviera que salir a la calle. Eso me ayudó anímicamente para encarar los días con más ilusión
Recuerdo la primera Navidad en pademia como la más triste que hemos tenido. Solo nosotros tres: mi padres y yo. Yo tuve sensación de Navidad. Es lo que más me impactó del confinamiento. Eché de menos a mis abuelos. Son mayores y el tiempo que no hemos pasado con ellos no lo podremos recuperar nunca.
AriadnaQuetgles
15 años
Muro
3.º de ESO
El inicio de la pandemia de coronavirus la pilló cursando primero de secundaria. Se confinó con sus padres, un hermano pequeño y dos perros. Mantuvo el contacto con sus amigos y familiares a través de Instagram y WhatsApp y solo echó de menos el contacto con la naturaleza y los conciertos de música. Su habitación se convirtió en su "refugio" y se "enganchó" a ver vídeos en TikTok y YouTube. En segundo de ESO se reincorporó presencialmente a las clases y dice que es como si nunca hubiera dejado de ver a sus compañeros, porque durante el confinamiento se comunicaban diariamente a través de las redes. No añoraba las clases presenciales; es más, estudiar desde casa le permitió sacar mejores notas:
Tenía más tiempo para dedicar al estudio porque no había extraescolares
Me pasé gran parte del confinamiento en mi habitación. He pasado mucho tiempo allí, es como mi refugio, el espacio para mí misma
Sus padres le pedían que no pasara tantas horas encerrada en la habitación e instauraron el viernes como noche familiar.
¿Qué le vas a decir a un adolescente cuando está encerrado en casa? Al fin y al cabo hay que entender que su habitación es su refugio, pero sí que me hacían salir de vez en cuando para hacer deporte y pasar tiempo en familia
Admite que durante el confinamiento se engancho a TikTok y a ver vídeos por YouTube y se dio cuenta de que las redes pueden ser adictivas
Ver las vidas de los demás proporciona entretenimiento y puede que un poco de envidia, pero sana
Veía los vídeos para olvidarme, para pasar el tiempo, para no pensar en la pandemia ni en las muertes pero ahora ya no tenemos tanto tiempo libre para dedicárselo a las redes sociales y no creo que sea una adicción desmesurada
Se define como sociable y lamenta que durante un tiempo no fuera posible relacionarse con la gente. Constata que esto le ha pasado factura a algunos compañeros suyos que han sufrido depresiones y trastornos de la conducta alimentaria. En su caso, la pandemia le ha permitido pasar tiempo sola y centrarse en sí misma: "Me he dado cuenta de lo que gusta y de lo que no, de quién soy".
Ahora que no hay que llevar mascarilla en clase de baile, noto que yo no me la quito. Me he acostumbrado a llevarla. Puede que sea por miedo, porque el virus todavía está presente pero también porque me da vergüenza: me he acostumbrado a verme a mí misma con la mascarilla puesta y como si fuera desnuda cuando me la quito
Está convencida de que a su generación le espera un futuro de cambios constantes en los que tendrán que aprender a adaptarse:
Es lo único que queda
Se ha detectado también ansiedad por volver a la vida prepandémica. "No querer salir de casa o esconderse detrás de la mascarilla es un síntoma de aislamiento, de malestar emocional, y es la antesala de trastornos mentales más graves. Una buena socialización es fuente de bienestar", dice Emilie Rivas, responsable de políticas de infancia de Save the Children Catalunya.
BilalArenas
16 años
Badalona
4.º de ESO
Las primeras semanas confinado las recuerda como una etapa muy dura: no poder ver a sus amigos y dar clases online se le hizo muy difícil, hasta el punto de provocarle ansiedad. Aun así, tiene un recuerdo positivo, ya que le dio la vuelta a la situación y aprovechó el tiempo para leer, jugar a videojuegos y aprender a tocar el violín y la guitarra. En conjunto, dice, le aportó la tranquilidad que necesitaba para hacer un ejercicio introspectivo:
Vi que me gustaba a mí mismo y me conocí mejor, aprendí a ser yo
En las clases online no me enteraba de nada, era muy difícil seguir la clase, no estábamos acostumbrados y fue muy duro
Repercutió en nuestros estudios: nos pasaron de curso a segundo de la ESO porque quisieron, para no hacernos repetir, pero no porque nos lo mereciéramos, porque nadie trabajó en casa. Y ahora estoy en cuarto de la ESO y nos dicen "eso ya lo disteis en segundo", pero claro, yo estaba confinado
Tenía muchas ganas de volver a las clases presenciales porque estoy más atento y aprendo más
Vivo con mi madre, mi hermana se independizó hace cinco años. Mi madre y yo no tenemos la misma forma de ser y fue un choque. Nuestras personalidades son tan diferentes que no congeniábamos pero al final nos adaptamos a la situación y aprendimos a escucharnos
Somos adolescentes y necesitamos salir y socializar entre nosotros, y no poder hacerlo a mí al principio me provocó ansiedad, porque soy bastante sociable y el hecho de no poder salir ni hablar con nadie cara a cara me hizo daño
Pero calmé la ansiedad leyendo, escribiendo, tocando la guitarra, investigando por mi cuenta... Haciendo cosas que me hacían sentir mejor y no tener estrés
Veo el futuro un poco incierto. Nadie sabía que habría una pandemia y, de repente, nos encerraron en casa. Es incierto pero no pierdo la esperanza de que, pase lo que pase, pueda salir adelante. No importa cuántas veces me caiga, me toca volverme a levantar y seguir adelante.
A mí la marca que me deja la pandemia es buena porque aprendí a ser yo mismo. Y ahora soy más atento con las personas, más cariñoso, poque me conocí mejor y porque un año y medio sin ver a mucha gente deja huella
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