Los nombres más puestos van variando con el tiempo. Y es que se trata, en el fondo, de una moda. Lo es ahora y lo era ya en la Edad Media, cuando se ponían los nombres de los reyes, condes, príncipes o princesas. Y si no, hagamos una pequeña prueba: hoy alguien que se llame María Encarnación probablemente tiene más de 60 o 70 años, una Vanesa debe de tener alrededor de 40 y una Arlet menos de 10, ¿verdad? ¿Por qué se ponen de moda unos nombres y no otros? He aquí 10 factores que influyen a la hora de escoger el nombre de un bebé:
1Los personajes de la cultura popular
Nos gusta imitar los nombres de personajes de la cultura popular: deportistas relevantes, modelos, actores o personajes de ficción. Es por eso que en los últimos años han proliferado nombres como Leo (por Leo Messi), Kilian (por Kilian Jornet), Martina (por Martina Klein), Dylan (por Bob Dylan), Abril(por la telenovela 'Nissaga de poder'), Arlet (por la serie 'Infidels') y Arya y Daenerys (por 'Juego de tronos'). También imitamos los nombres de los hijos de personajes populares, como Thiago (por el hijo de Leo Messi) o Milan (por el hijo de Gerard Piqué). A veces, en cambio, hay personajes conocidos que hacen perder popularidad a un nombre. Ha pasado con Aída (que cayó cuando saltó a la fama Aída Nizar, concursante de 'Gran Hermano 5') o Artur (que bajaba coincidiendo con los años en los que Artur Mas se presentaba a las elecciones).
2Los nombres cortos y que suenan bien
El profesor de onomástica Albert Turull explica que a veces un nombre se pone de moda porque a los padres “les suena bien”. Es un factor determinante y muy difícil de definir. ¿Qué hace que un nombre suene bien? ¿Por qué Jan suena mejor que Joan? ¿Por qué hoy hay muy pocos Joans y muchos Jans? Según Turull, hay algunos parámetros comunes: para los niños nos gustan los nombres cortos porque suenan bien. Pueden ser monosílabos (como Marc, Jan, Pol, Uc, Nil o Iu) o bisílabos cortos (com Àlex, Biel o Joel). Para las niñas hay determinados patrones que gustan mucho. Es el caso de los nombres de dos sílabas acabados en a y con una a tónica como primera vocal. Por ejemplo, Alba, Laia, Paula, Clara, Carla, Clàudia o Laura. Hay otros que no encajan en este patrón pero que también se considera que “suenan bien", como Martina o Júlia, o como Lucía o Rocío, de tradición castellana pero que se ponen bastante en Catalunya.
3La tradición familiar o local
Por tradición familiar, a veces se escoge el nombre de uno de los abuelos o abuelas del bebé o de algún otro familiar. Otro factor que influye es la tradición local. A pesar de que es un factor que va a la baja, el santo o patrón de una población ayuda a que ese nombre tenga más peso en esa población o zona. Por ejemplo: Narcís en Girona, Mercè o Eulàlia en Barcelona, Miquel en Vic, Valentí o Cristóbal en Terrassa, Juliana en Mataró, Vinyet en Sitges, Magí o Tecla en Tarragona, Queralt en Berga… A veces un nombre con tradición local se pone de moda en todo el país, como Queralt actualmente.
4Los elementos de la naturaleza
Los nombres que remiten a elementos de la naturaleza empiezan a apuntar como una tendencia, a pesar de que todavía son minoritarios. Mar, Ona y en menor medida Estel ya se ponían en los ochenta y los noventa, pero han ganado peso en el siglo XXI. También ha pasado con Lluna, Sol o Llum. Entre los más innovadores están Nit, Saüc, Om, Arç, Roure o Món.
5Los nombres compuestos
Entre los nombres que se han dejado de poner destacan los compuestos: Joan Enric, Miquel Àngel o Josep Lluís, en niños, y en niñas los vinculados a la Virgen María, como Maria dels Dolors, Maria del Pilar o Maria Immaculada.
6Los nombres estereotipados
Según apunta Albert Turull, también se han dejado de poner nombres como Jennifer, Vanessa o Jonatan, que habían sido muy populares en los años ochenta y noventa pero que después han quedado estereotipados.
7Los que no pasan de moda
Hay algunos nombres que nunca pasan de moda. Se trata de un fenómeno que se da con más claridad en nombres de niña como Maria. Siempre se ha puesto, y se continúa poniendo. En nombres de niño no es tan claro, aunque Marc podría incluirse en este apartado.
8Los de toda la vida que vuelven
Los nombres más tradicionales, que hasta hace cuatro décadas eran los más puestos, están volviendo poco a poco. Es el caso de nombres de origen cristiano y bíblico como Josep, Joan, Pere, Jordi, Joaquim o Jaume. También vuelven, explica Turull, otro tipo de nombres de origen cristiano que no habían sido tan masivos, como Andreu, Esteve o Marcel, y los germánicos de origen visigótico como Gerard, Arnau, Guillem, Guiu o Bernat.
9Los de origen foráneo
El profesor Turull apunta que los nombres de origen foráneo se han incorporado en gran medida y desde hace unos años forman parte de una nueva moda. Nombres vascos como Iñaki, Aitor, Koldo, Nerea, Ainhoa o Itziar. Y también los nórdicos (escandinavos o eslavos) como Olga, Tatiana, Tània, Ivana, Èric o Ivan. Últimament también aparece Izan, seguramente del británico o irlandés Ethan o Alén/Alèn del francès Alain.
10Los límites de la normativa
En cualquier caso, hoy podemos poner el nombre que más nos guste para nuestro hijo o hija. La normativa acepta, por ejemplo, hipocorísticos como Lola, Quim o Pep. Solo prohíbe poner "nombres malsonantes". Pero ¿qué es malsonante? ¿Quién decide si Vaso o Mesa es malsonante o no? ¿Podríamos llamar a nuestro hijo Puerta o Boli? El debate, de momento, está abierto. Ya veremos cómo evoluciona...